Madera
y blanco
A
menudo nos encontramos con muebles de madera maciza, con una cierta calidad,
pino nogal, en un buen estado de conservación pero que resultan muebles
ópticamente muy pesados, a menudo muy oscuros que no encuentran un lugar
adecuado en nuestras casas o espacios de convivencia.
Una
forma de aligerar visualmente estos muebles es combinar en ellos el color de la
madera, muchas veces aclarado, y la gama de los tonos en blanco.
En
cuanto a la madera los tratamientos habituales son: decapado, limpieza con
distintos disolventes, a veces, solamente, un lavado con agua jabonosa, lijado, un teñido para igualar distintas
zonas y, siempre un acabado muy pulido en cera o goma laca.
Para
las zonas en blanco se puede hacer con varias manos de pintura acrílica en un
blanco antiguo con lijado entre capas o trabajando con cera para desprender
algunas zonas de pintura. Si queremos aumentar el aspecto desgastado se pueden
lijar los bordes y zonas con más relieve. También podemos acabar la pintura con
una pátina de cera que realce el aspecto envejecido.
Unos
tiradores o pomos originales contribuyen a un acabado único y personalizado.
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